No, no voy a «buscar al niño»

No fui de las niñas que soñaba con ser mamá.  Pero si en mi juventud fue algo que empecé a anhelar sin saber si llegaría.

Nos casamos en septiembre de 2014, y decidimos buscar embarazarnos porque no sabíamos si podríamos tener hijos, mis hermanas mayores ya casadas no habían podido tener hijos, por lo que en mi caso había una alta probabilidad de no poder ser mamá.  Para nuestra sorpresa 3 meses después estaba embarazada.

No soy partidaria de los “gender reveal”, porque creo que es algo muy de la pareja.  Estos son momentos que quedan guardados y estar a la expectativa del sexo del bebé que unos anhelan y otros no, pueden darse algunas miradas de mucha emoción y otras no tanto.  Por lo que nunca quisimos hacerlo.  Personalmente no quería que fuera una competencia de votos el sexo de mi bebé.

Así que decidimos saberlo al mismo tiempo en el consultorio de la ginecóloga, sin más preámbulo que nosotros. Cuando nos dijeron que era niña nos emocionamos mucho. 

Al año siguiente nos embarazamos por segunda vez, y muchas personas nos decían “va a ser niño”; “ojalá sea el niño” “ya toca el niño”.  Y para nuestras sospechas fue niña, al principio me dio un pánico de ¿que haré con dos niñas? ¿Victoria se sentirá desplazada? ¿Habrá más celos entre ellas por ser niñas?

Si, soy mamá de dos niñas, 3 y 5 años.  Y a lo largo de mi maternidad la pregunta obligada o no sé si por cortesía es: ¿para cuándo el niño?  ¿Vas a buscar al niño?… o la aseveración de “te hace falta el niño”.

Debo confesar que en ocasiones llega a ser molesto o incómodo.   Y estoy segura de que las mamás de niños se sienten igual y no siempre lo expresamos.

El no tener un varón no me hace tener un vacío en mi o en mi familia, no es algo que se tenga que completar.  Tampoco veo en mi esa falta de “príncipe azul” que son los hijos varones.

“Piensa en tu esposo”; “Le hará falta su compañero de vida”, “Necesitará el niño”.  Para mí, los hijos no son nuestros compañeros de vida, los hijos son flechas en nuestras manos, para lanzarlos tan lejos como creamos en ellos.  Al compañero de vida lo escoges.

Ser mamá es no definirte por “dance mom” o” soccer mom”,  porque hasta en eso mis pequeñas me han enseñado a romper con estereotipos.  Y en esto es donde radica la verdadera enseñanza de la maternidad a romper con las ideas ya fundadas o preconcebidas.

Al verme como mamá de niñas, las imaginé en mi mente de tal manera, siempre en vestido, peinadas perfectas, trenzas, diferentes peinados, moños grandes, llenas de barbies y con disfraces de princesas todo el día.  Y no, ellas me han enseñado o exigido soltar el control de la imagen de “pink mom”.  Pocas veces usan vestido, solo cuando lo deciden, no les gusta peinarse y el peinado les dura nada hecho, no soportan los moños, solo para ciertas ocasiones y cuando ellas lo piden.  Si les gustan los vestidos de princesas, pero no por mucho tiempo porque les estorban para jugar.  Les gustar jugar a cocinar, y también aman jugar con tierra y buscar gusanos.

Victoria ama el rosa con locura, Regina el morado por elección.  Y aunque no todo en su mundo es rosa, han practicado ballet, gimnasia y futbol, porque la elección ha sido de ellas.

Ser mamá de niñas me hizo voltear a verme como mujer, a dejar la exigencia de pretender ser “perfecta” en mis facetas, porque definitivamente no lo soy.

Me ha dado la mejor lección de vida, a respetar aún más a las mujeres, a evitar comentarios negativos hacia mujeres, porque ahora pienso… ¿y si fuera mi hija?

Esta hermosa y cansadísima maternidad de dos mujercitas, nos ha llevado tanto a mi esposo como a mí a identificar nuestras emociones, nunca en mis 38 años de vida había trabajado, leído y escuchado tanto para identificarlas, para que ellas sepan hacerlo, sepan expresarse con respeto hacia el otro.  Porque se que en su camino de vida al futuro se toparán con los hijos e hijas de otras mamás que como yo están buscando criar de la manera que se adapte a cada familia.

Definitivamente no me tocará vivir ese primer amor del hijo varón hacia su mamá, que no dudo lo mágico y bello que es.  Y él no vivirlo no me hace sentir que hay un espacio que cubrir en mi vida de familia.

Ser mamá de niñas me sienta bien, me reta, me llena, me cansa, me agota y me enorgullece… y por la empatía entre mamás …  no, no estoy buscando al varón.

Era más fácil…

Era más fácil cuando era soltera y ganaba mi propio dinero. Todo era para mi, trabajaba en algo que amaba, me sentía útil y productiva y sólo tenía que preocuparme por mi.

Era más fácil cuando recién nos casamos. Sólo éramos el y yo, nuestras preocupaciones eran aprender a vivir juntos. Planeábamos viajes sin pensar en nadie mas que nosotros dos. Salíamos a la hora que quisiéramos, nos levantábamos sin horario, hacíamos todo juntos.

Era más fácil cuando era mi primer embarazo. Podía dedicarle el tiempo a este bebé en mi panza. Tenía tiempo de ir al yoga, meditar con mi bebé, cantarle canciones, descansar y prepararme para su llegada.

Era más fácil cuando solo éramos tres. Ya teníamos la rutina perfecta. Mi hija se dormía y teníamos tiempo de pareja. Ya habíamos pasado la etapa de desvelos y cansancio por las madrugadas y lo teníamos más dominado.

Realmente, ¿era más fácil? Yo creo que no. Definitivamente en ese momento no era fácil porque no lo habíamos experimentado, no habíamos crecido en esa etapa, no dominábamos lo que ahora si.

Veámoslo como un videojuego. Entre más avanzas, lo que dejas atrás lo ves como algo fácil, pero no olvidemos que nos costó trabajo para avanzar, para llegar al siguiente nivel. Nos caímos, lloramos, nos desesperamos, no encontrábamos como avanzar, y en ese momento todo parecía difícil y a veces sin salida, pero lo hicimos. Y ahora, dando un paso mas todo se ve “más fácil”.

Quiero pensar que así será después. Voltearé hacia atrás y tal vez todo lo vea mas sencillo y voy a querer volver a estos momentos.

Cada etapa tiene lo suyo, y con todo esto vamos creciendo, llenándonos de más experiencias y aprendizajes que nos hacen voltear hacia atrás y decir: “no era más fácil, pero ese momento me dio herramientas para crecer, y lo disfruté.”

…you got this mom!

Sueño y maternidad

Hola, soy Anapau Garza Lagüera tengo 30 años y soy de Monterrey. Me gradué como psicóloga y terminé mi maestría embarazada de Adrián mi primer hijo, quién me llevó a encontrar mi profesión y vocación. A los 9 meses nos dimos cuenta que venía bebé número dos, Alejandro. Hoy Adrián tiene 3 años, Ale tiene 1.5 años y mi esposo y yo cumplimos 5 años de casados y 10 de novios!

@elva.mx10Yo empecé mi maternidad muy emocionada y dentro de lo que cabe “preparada” para recibir a mi bebé. Soy apasionada del estudio y la ciencia y leí mucho antes de su llegada para hacer todo con las mejores herramientas disponibles. Me preparé para tener parto natural sin anestesia por todos los beneficios que esto le daría a mi bebé, me preparé para tener éxito en mi lactancia etc. y todo lo iba logrando de maravilla.

Las cosas iban fluyendo como lo había planeado y las demandas según me había preparado, excepto por un pequeño detalle, Adrián crecía y crecía y no dormía. Una noche llegué a contar hasta 12 despertares, lo que en realidad equivale a no dormir para nada. Así como las noches, los días eran igualmente desafiantes, no lograba que durmiera sus siestas si no era arriba de mi y duraban poco. Sobre este tema en particular, no me había informado antes, me parecía obvio que al paso de unos meses, el bebé dormiría porque “es lo normal”, pero no fue el caso.

Después de 6 meses de no dormir NADA, mi esposo y yo nos decidimos por entrenar el sueño de Adrián, lo que en mi cabeza sonaba terrible, pero el agotamiento producto de la privación de sueño tan grande, ya no nos dejaba más opciones para seguir adelante… y entonces la vida cambió!

Entrenar fue un reto, pero el método que utilizamos era gradual, era gentil y de acompañamiento, y de verdad, lo hicimos con todo nuestro amor. Los resultados fueron la evidencia más grande de que habíamos hecho lo correcto, mi esposo y yo estábamos otra vez sanos, descansados, mi bebé también, podía dormir sin frustración, sin enojo y descansar bien de día y de noche.

Esta transformación me llevó a darme cuenta que en la rigidez y el perfeccionismo no iba a encontrar las respuestas a mi maternidad, sino en la flexibilidad y el uso del criterio. No hay medallas de honor a la mamá más agotada o privada de sueño. Esto también me llevó a encontrar mi vocación; apoyar a mamás que como yo, quisieran ayudar a sus hijos a dormir pero con estrategias amorosas, que cuidaran el vínculo madre-hijo, pero también tomaran en cuenta la salud mental de los padres que es tan ignorada en algunas posturas radicales.

@elva.mx3Mi misión hoy como asesora del sueño infantil, además de ayudar a todos esos niños a descansar adecuadamente para su desarrollo óptimo, es apoyar a esas mamás agotadas y desesperadas, que tiene miedo y culpa al pensar en hacer cambios en el sueño de sus hijos. Yo estoy aquí para decirles que no están solas, que es un reto enorme y que si lo enfrentan la vida les cambiará para bien, porque unos papás descansados son papás que tienen ganas de entregarse a sus hijos, de convivir, de jugar.

Por otro lado, unos papás agotados, son papás que quieren dormir y no les quedan ánimos de convivir y pasar tiempo de calidad con sus hijos, y créanme que la evidencia científica nos indica que esto impacta mucho más en el apego que  lo que pueden impactar un par de noches de entrenamiento (hablando específicamente de mis métodos, no métodos de dejarlos llorar solos). El apego surge sobre todo en la convivencia, el contacto piel con piel, el contacto visual, en responder a sus necesidades y acompañar.

Ser una mamá “descansada” (dentro de lo que es realista) me ha permitido cumplir con muchas otras metas  y retos de la maternidad, como darle pecho 1 año a cada uno de mis hijos (que sin dormir, habría desistido por la frustración y agotamiento), me ha dado energías para jugar, convivir en verdad y hasta para crear mi negocio y proyecto de vida. El autocuidado, además de ser indispensable, es también una enseñanza valiosa a dejarles a nuestros hijos. Primero tienes que estar bien tú para poder apoyar a los demás.

No nos tenemos que resignar a una vida de agotamiento, desánimo y frustración… la felicidad no es la meta, es el camino por el que quieres andar rumbo a tus metas y por el que quieres que tus hijos caminen también. ¡No dejes de hacer lo que necesitas para permitirles ser felices juntos!

YGTHAP

Vanidad vs. Maternidad

Soy Fernanda, tengo 29 años y soy de Tijuana viviendo en Hermosillo desde hace casi 3 años. Soy educadora y mamá de Sofía de 1 año 9 meses y de Andrea de 6 meses.

Decidí escribir sobre este tema porque me he topado con muchas mamás que se preocupan demasiado por cómo se ven hacia los demás o bien, todo lo contrario, no tienen ninguna preocupación por arreglarse ya que están tan adentradas en su maternidad y se olvidan de ellas mismas, que aclaro no tiene nada de malo y es el punto que quiero tocar.

Cuando nació Sofía (mi primer hija) me olvidé un poco de mí y de mi apariencia física. Podía durar semanas con bigote, las uñas descuidadas y ni hablar de la depilación. Y se, que en gran mayoría somos muchas a las que nos pasa, pues es realmente el momento de nuestros hijos que han llegado a este mundo y estamos en proceso de adaptación madre-hijo.

A los 5 meses de que nació Sofía yo ya estaba haciendo ejercicio y regresando poco a poco a mi peso y figura antes del embarazo. Un día con nauseas y mareo tuve que parar el entrenamiento para salir corriendo y comprar una prueba de embarazo y claro que no pude aguantar me la hice en el baño del GYM. Oh sorpresa salió positiva! ¿Se imaginan que sentí cuando por fin me sentía más delgada y casi llegando a mis metas sobre mi físico? . En ese momento claro que me emocioné pero al mismo tiempo pensé en que todo ese esfuerzo de meses y días haciendo ejercicio se habían terminado. Muy contenta le di la noticia a mi esposo pero con esa cosquillita por dentro de que otra vez tenía que pasar por 9 meses de embarazo y unos 12 kgs como mínimo de nuevo.

Si has leído hasta aquí pensarás que soy de esas mujeres súper arregladas, skinny, fit, etc, etc. Pues no, cero y no es a lo que quiero llegar. El punto es que la maternidad es lo más hermoso que me ha pasado y no lo cambiaría por nada, no quiero ser la mamá modelo que se preocupe más por su apariencia que por su familia. Además que en mi situación fueron 9 meses de embarazo por 2 y meses de post-parto (haz la cuenta) ya después de eso poco a poco he podido integrarme a una alimentación balanceada y a hacer ejercicio cuando puedo.

Lo que si creo es que el cuidado de nuestro aspecto físico no está peleado con nuestra maternidad, y muchas veces creemos que otras mamás tienen su vida perfecta al verlas en taconadas, con pestaña y bien perfumadas. Sí, la maternidad nos hace olvidarnos un poco o mucho de nosotras, nos hace aguantarnos las ganas de ir al baño por muchas horas, nos hace bañarnos a las 5 de la tarde si bien nos va y ponernos la ropa que primero que se nos cruce enfrente.

E1AF64F8-D3F2-4B5C-A29D-75C5BBED1E0C

A todas nos gusta sentirnos bonitas y por eso quiero invitarte a que cada vez que tengas oportunidad date un tiempo para cuidarte a ti. Es cuestión de organizarnos y saber con quién dejamos a nuestros bebés para aunque sea ir al manicure 1 hora o meternos a bañar con la tranquilidad del mundo y arreglarnos a nuestro ritmos. Atrévete a hacerlo, tus hijos estarán bien cuidados y te aseguro que tú te sentirás mucho mejor contigo misma y por lo tanto con tus hijos y familia.

Y como en todo, nada en exceso es bueno, esta bien que nos preocupemos por nuestro físico y nos demos tiempo de consentirnos nos lo merecemos ¿o no?

ygtf